Students Helping Honduras


La arma más poderosa del mundo es la educación.

El reloj marcaba las cinco de la mañana (5 a.m.) el día once (11) de Julio del presente año, más que nunca me había despertado con una gran alegría y nervios al emprender un viaje a El Progreso,con una finalidad transformar la educación de Honduras. Me encontraba en camino a mi destino San Pedro Sula donde me iba a encontrar con voluntarios dentro del aeropuerto que viajaban con el mismo propósito, ayudar. 

En el aeropuerto logré conectarme con grandes personas que contaron sus historias de sus anteriores viajes, lo que produjo una mayor emoción para dar inicio al reto; siendo ellos posteriormente una inspiración durante el viaje. Tomamos el bus camino a nuestro hostel, el calor empezaba a aumentar pero las energías sobrepasaron los niveles. Llegamos pronto a donde íbamos a llamar hogar en el cual niños de la comunidad Villa Soleada nos recibieron con una alegría, amor y venta de sus deliciosos productos. 

Me tocó compartir habitación con un gran grupo de 9 niñas, donde el estilo de vidas de todos cambiaria. Solo pusimos nuestras cosas en las habitaciones, inmediatamente salimos a jugar con los niños y conectarnos con historias de las familias. Logré aprender tanto de ellas, conjunto tener profundas conversaciones que me produjeron un enorme deseo de conocer más sobre cada uno. 






Recuerdo que doña Carmen contó con felicidad que tenía un hogar. Anteriormente ella vivía cerca de un río con toda la comunidad lo cual era súper riesgoso más en las temporadas de invierno. Shin, el fundador, llegó les planteó el proyecto y les dijo si quieren conseguir su casa deberán trabajar por ella pero recibirán mi apoyo. No todas las personas le creyeron, menos de la mitad decidió seguirlo. Me enseñó sus marcas en la piel que le habían quedado del arduo trabajo bajo el sol durante dos años construyendo su casita, pero todo el sudor valió la pena al poder habitarla actualmente, estar a su nombre y poder llamarla hogar. 

Me gustó que dicho proyecto no regala a los que necesitan, de esta manera no vuelve dependiente a la población, sino que les da la oportunidad de tener acceso a lo básico teniendo la posibilidad de trabajar por ello. Lo que anteriormente era un enorme obstáculo al ni siquiera existir el medio para realizarlo, hoy es una realidad. 

El segundo día o capítulo se basaba en recorrer la zona. Logramos aprender el estilo de vida que tienen en el lugar, en el cual producen sus alimentos de esta manera se ahorran los altos costos de los mercados. El sistema de agua natural que obtienen para adquirir este recurso básico. Visitamos otras aldeas donde se habían construido o estaban en proceso de construcción escuelas en viajes anteriores por otros voluntarios de diferentes países.

Recuerdo que una lágrima casi se me derrama cuando Shin contó cómo un señor estaba tan comprometido en la construcción de la escuela sin recibir un pago a cambio, debido a que su mayor deseo era que sus hijos asistieran a esa escuela y tuvieran la oportunidad de una educación. En ese momento aprecié enormemente la oportunidad de estudio que toda mi vida se me ha dado y que otros la desean, pero no tienen el acceso.





Al mediodía estábamos de vuelta a nuestra aldea, donde varias familias nos permitieron entrar a sus hogares y cocinar junto a ellos un espectacular almuerzo catracho. Consistía de baleadas, cual es una tortilla de harina, frijoles, aguacate, huevo, chorizo, mantequilla y queso. A la vez hicimos unos pastelitos de piña, que los acompañamos con un delicioso café puro. Convivimos con toda la familia y conocimos más sobre su estilo de vida.

Después de nuestra aventura en los hogares de la aldea eran las dos de la tarde, los rayos del sol estaban fuertes y era hora de trabajar. Sin mencionar que El Progreso es denominada el infierno debido a las grandes temperaturas de calor en la zona. Empecé a llenar cubetas de arena con la pala, cargar baldes y transportarlos hasta donde debíamos empezar a rellenar las bases. No sentía mi cuerpo apenas de unas horas. Posteriormente, juntos miramos una película que reflejaba la vida de las maras y las situaciones que viven múltiples países latinoamericanos. Sin faltar un momento de reflexión todos los días. Finalizando con charlando, jugando con los demás voluntarios hasta horas de de la madrugada.






El capítulo tres, es cuando toda la acción realmente comienza debido a que se trabaja de 8 de la mañana hasta 4 de la tarde, de lunes a jueves. Excepto el martes que empezamos desde las 7 de la mañana a trabajar en el piso de la Escuela Guadalupe, para mi fue el día más duro debido a que me produje varias quemaduras pero eso no me desanimo en seguir trabajando durante el resto de la semana. Siempre tomamos descansos para tomar agua, ponernos bloqueador y repelente.




Durante la semana iba invadir la cocina un par de ocasiones para ayudar a cocinar.  El jueves hicimos una sopa de pollo, ante todos los voluntarios y ellos mismos ponían en paz a las gallinas de esta manera observar y vivir la alimentación que las personas de la comunidad tienen.

Después de cada jornada del día, no faltaba la potra o como se dice formalmente un partido de fútbol entre los voluntarios extranjeros y el equipo de la zona. Noches de baile, película, juegos, fogatas y diversión.



Honestamente antes de viajar, dudaba de mi misma si realmente debería emprender el viaje porque lo más probable era que no iba a sobrevivir la semana trabajando físicamente en la construcción de las escuelas. La verdad que me alegro no haberme retractado, conocí gente que me inspiró a ser una mejor persona y trabajar arduamente para transformar mi país.  Realmente me cambió mi perspectiva de ver al mundo, me ayudó a fortalecer mi deseo de cumplir mi enorme sueño para ver una nueva Honduras y se que lo lograré con ayuda de todos los catrachos.

Finalizó la semana, los ocho días se han cumplido. No estoy triste, pero sin con angustia de dejar a todas las personas que ahora puedo decirles familia por un tiempo. ¡Definitivamente no es un adiós, sólo un hasta pronto Villa Soleada!

Sí alguien desea efectuar algún tipo de voluntariado, sin duda diría formen parte de la familia Students Helping Honduras sin pensarlo dos veces. Es un proyecto con que me sentí profundamente identificada. Todos los tipos de voluntariados que he realizado anteriormente siempre ha sido brindar clases, compartir tiempo con los niños que es lo fundamental para el desarrollo de los futuros líderes del país y el mundo. El factor que con mis propias manos estoy construyendo aulas que muy pronto diversos niños de escasos recursos con el enorme deseo de estudiar podrán correr por los pasillos, sentarse en los pupitres y recibir clases, ese sentimiento no lo puedo comparar con ningún otro. Te invito a que tu mismo lo experimentes y si tienes una duda será un placer responderlas.

(Créditos fotográficos a Katz & Dennis) 


¡Presiona el botón y transforma la educación de Honduras!
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